Qatar es un país extremadamente conservador, donde la religión tiene una importancia enorme. La ley islámica que rige sus costumbres se denomina sharía y es especialmente restrictiva con las mujeres y las diversidades sexuales.
En este contexto, las mujeres deben usar el velo, la burka, el niqab o el hijab, como signo distintivo de su propia identidad cultural. El castigo por no usarlo en público puede ser de detención, pena de prisión, multa o incluso latigazos. Lo mismo sucede si mantienen relaciones sexuales extramatrimoniales: para esos casos, la ley estipula hasta siete años de cárcel.
En Qatar, las mujeres no pueden tomar sus propias decisiones:un informe publicado por Human Rights Watch, visibilizó este sistema discriminatorio de tutela masculina que las obliga a obtener un permiso de los hombres para casarse o estudiar en el extranjero.Tampoco pueden ser las tutoras principales de sus hijos e hijas, aunque estén divorciadas y tengan la custodia legal.